domingo, 3 de enero de 2016

Prisión

                          
Quiero huir de mi mente, de mí misma, me molesta mi propio cuerpo, el dolor de cabeza, mi modo de temblar...
Su frío hiela mi alma, haciéndome sentir vacía, sola, pequeña. 
Me cuesta respirar y mi corazón late frenético, suplicando calma, así como mis pensamientos son veneno y su indiferencia el arsénico más voraz...
¿Cómo lo hago? Tengo pesadillas, me despierto con taquicardia, con pánico, desolada.
Me siento demasiado perdida y no tengo fuerzas para continuar. La ansiedad me está matando. Quiero cerrar el capítulo aunque me duela, pero la incertidumbre es una muerte lenta, me impide seguir.
Ahí fuera llueve, me gustaría salir a que me cure un poco las heridas, a que me sane, a que se confundan las gotas con mis lágrimas. La lluvia, la noche y mis cascos con la música bien alta acallando el grito sordo de mi ser.


Rocío Pérez Conde

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